Pruebas médicas. Explicación y sensaciones.

¡¡¡Buenos días de lunes gente guapa!!!

En esta entrada voy a explicar en qué consisten las pruebas a las que puedes tener que enfrentarte en algún momento de tu vida, bien durante las rutinarias revisiones a las que nos sometemos las mujeres a partir de una determinada edad, bien para descartar o detectar la posible existencia de un cáncer de mama o bien para controlar su evolución una vez diagnosticado.

A mis 30 años (hasta antes de tener el cáncer)  solo me habían hecho ecografías de mama a propósito de lo comentado en este post, así que cuando me vi inmersa  en  la avalancha de pruebas que me llovieron nada más diagnosticarme el cáncer,  para mí supuso un estrés añadido por la incertidumbre de no saber a qué tendría que someterme con cada una de ellas.

Creo que la información es seguridad, de manera que, cuanta menos incertidumbre suframos y más sepamos, más capaces seremos de gestionar cada situación de la manera más provechosa para nosotras mismas. Por eso os contaré todas aquéllas pruebas por las que yo pasé, aportando mi visión personal y mis sensaciones, ya que eso es algo que necesitamos saber y que no vamos encontrar en Wikipedia ni en ningún manual científico.

¡ALLÁ VAMOS!

-Pruebas previas al diagnóstico, para constatar si es o no cáncer de mama.

Ecografía: Consiste en pasar una especie de micrófono por la superficie del cuerpo a explorar, consiguiendo que la imagen interna se refleje en una pantalla. Previamente te aplican un gel para facilitar el deslizamiento, que, aviso, está muy frío, sobre todo si es invierno 🙂

Te sitúas tumbada, te desnudas solo de la parte de arriba (por lo que recomiendo ir vestida con dos piezas), subes los brazos y te exploran el pecho con movimientos circulares, abarcando también la axila. Normalmente repetirán la exploración en el otro pecho aunque “el riesgo” se encuentre solo en el primero.

-Duración: corta, unos 10 minutos.

-Sensación: no duele; fresquito por el gel.

Mamografía: Consiste en introducir tu mama entre dos planchas metálicas que van a emitir rayos X para obtener la imagen más clara posible de nuestro bello interior, que no vello interior…  Te colocas de pie junto a la máquina y  el técnico en cuestión coge tu pecho y lo sitúa donde corresponda. Mama colocada, las placas metálicas proceden a aplastarla hasta decir basta (¡no es una exageración, te dicen que cuando no puedas más lo digas!).

Te someten a dos tipos de aplastamiento, uno vertical y otro horizontal, con el acomodamiento de la tetilla por parte del técnico en ambas ocasiones.

-Duración: corta, unos 15 minutos.

-Sensación: duele, aunque parece ser que duele más en mujeres jóvenes o con más volumen pecho. No puedo comparar porque solo tengo el mío, pero puedo afirmar que a mí esta prueba me resulta molesta y me hace daño. No es insoportable, pero duele.

Además, tampoco me parece agradable que cojan mi pecho como si no estuviera vinculado al resto de mi cuerpo y lo manipulen. Vaya, que desde que entro estoy deseando que termine,jeje.

Biopsia: Será la prueba que determinará si realmente es cáncer y es más compleja que las anteriores. Consiste en una punción para extraer tejido de la zona sospechosa (el bulto),  con la finalidad de analizarlo al microscopio y poder concluir con mayor precisión y exactitud la tipología real de esas células. Te introducen una aguja de un tamaño considerable dentro de la mama hasta llegar al objetivo, lo cual van viendo y controlando simultáneamente a través del ecógrafo. Efectivamente, ni suena bien ni da ningún gusto.

-Duración: algo menos de una hora.

-Sensación: dolor y presión, aunque el dolor lo vi contrarrestado por dos elementos…

*Anestesia local previa en esa zona, que funciona y hace que no notes demasiado dolor durante la extracción de tejido con la aguja, pero no elimina la fuerte presión que sientes sobre el pecho. Además la aplicación de la propia anestesia también se siente, ¡pero lógicamente es necesaria y hace su función!

*El cariño y la delicadeza de la radióloga. El aspecto humano es esencial siempre, pero más en una profesión sanitaria y máxime si estamos hablando de oncología,  concretamente en este caso, de una prueba que “podría” dar lugar a que una semana después te digan que tienes cáncer, como fue mi caso. El trato debe ser cuidadoso, medido, prudente, dulce, empático, humano….Yo tuve esa suerte en la práctica de mi biopsia y sufrí el daño justo e inevitable, no más.

-Resultado: tardó una semana y ya sabéis cuál fue, pero no siempre tiene por qué ser así. Es una prueba a la que se llega después de otras que  hacen generar sospecha. Es, como decimos en Derecho, “la última ratio”, pero no por ello es sinónimo de cáncer. Yo tengo amigas que han llegado a este punto y no ha habido ningún tipo de malignidad, por lo que es recomendable (para nuestra cabeza) intentar no adelantar acontecimientos que nos lleven a sufrir sin necesidad.

-Recomendaciones: te las dan allí mismo después de terminar y es a lo que tenéis que hacerle caso siempre.  Yo recuerdo tomar paracetamol, aplicar betadine en la zona, no coger peso ni forzar esa parte del cuerpo y….¡tomarme un buen almuerzo e irme de compras para compensar el mal rato!

-Pruebas inmediatamente posteriores al diagnóstico:

Resonancia magnética (RMG) Consiste en colocarte dentro de un tubo cilíndrico imantado, tumbada boca abajo, permaneciendo absolutamente inmóvil y con ambos brazos hacia arriba (en mi caso era esta posición, supongo que variará en función de lo que se busque).

La RMG puede ser con contraste, que fue la que me hicieron a mí…

-Preparación:

  1. Fui en ayunas.
  2. Antes de la prueba te desnudas y te lo quitas todo, incluidos pendientes, anillos, gargantillas, etc. Todo salvo las braguitas y te tapas con una bata de esas tan sexies e ideales de hospital.
  3. Te ponen una vía para, posteriormente, durante la resonancia, enchufarte a ella y meterte el contraste (líquido) por vía intravenosa. Esto ocurre al cabo unos 10 minutos desde que empieza la resonancia.

–  Duración: de la resonancia en sí, uno 30 minutos, pero desde que entras y empiezan a prepararte hasta que finaliza la prueba,  unos 50 minutos.

-Sensación: Algo de fresco en el brazo cuando introducen el contraste, pero no fue desagradable en absoluto. ¡Sí lo fue el ruido que hace la maldita máquina! Para mitigarlo te dan unos tapones, pero ni con esas… También puede resultar algo desesperante  estar sin mover ni el dedo índice del pie durante toda la prueba. Hay que tener un poquito de paciencia. Es fácil desesperarse y eso puede ser bastante agobiante. Intenté que no me pasara eso… Como no podía mover el cuerpo, yo me fui a la mente. Me olvidé de calcular el tiempo que le faltaría a la prueba y me lo tomé como un rato y un espacio para mí misma. Me relajé mentalmente, recé para que el resultado de esa prueba saliera bien (ya sabía que tenía cáncer, pero para no llevarme ninguna “sorpresa” más), ¡y sobre todo recuerdo que canté un montón! El ruido de la máquina hacía las veces de batería y yo ponía la melodía. ¡Un conciertazo en toda regla, vamos!  Sinceramente…¡se me pasó muy rápido!

Placa de tórax: Te sitúas de pie pegada a una placa metálica y “te echan una foto” en las 2 o 3 posiciones que te señalan. Aguantas el aire cuando te indican, “hacen la foto”, sueltas el aire y se acabó.

-Preparación: En un cuartito separado te quitas el sujetador y te cubres con la bata sexy de antes, aunque puedes incluso dejarte tu camiseta si ésta no lleva nada metálico.  Yo desde luego lo prefiero, así que, cuando voy a hacerme una placa me pongo una camiseta de algodón sencilla, sin adornos.

-Duración: 5 minutos como mucho.

-Sensación: no duele ni es invasiva, es sencilla, por lo que yo siento alivio y tranquilidad.

Biopsia del ganglio centinela. Es una prueba compleja, tanto por el mecanismo como por el significado. Se merece un post exclusivo… Y lo tendréis 😉

Hasta aquí las pruebas que a mí me practicaron justo antes y justo después de diagnosticarme. Hay otras de las que conozco su existencia pero yo no he pasado por ellas, como el TAC con contraste (sin contraste sí me han hecho) y el PEC-TAC.

Quiero que este blog sea lo más completo posible, con información útil, valiosa y experimentada, pasada por el cuerpo, para que os sirva de verdad. Por eso he pedido ayuda con esas 2 pruebas a mis “Supernenas”, (de las que ya hablé  aquí), quienes generosamente han compartido conmigo, y para vosotras, su experiencia.  ¡Muchas gracias por esta colaboración, Supernenas! Por esto y por lo bonicas que sois, os dedico con cariño este post (y especialmente la canción molona,jeje)

TAC con contraste: La máquina es una especie de donuts metálico gigante con una camilla dentro. Como una radiografía gigante. Te tumbas boca arriba con los brazos levantados. La camilla se mueve varias veces. Las primeras sin que haya entrado el contraste y enseguida llega éste. Hay una cámara encima de ti con un dibujo de un muñeco que abre y cierra la boca mientras alguien te va indicando “respire, no respire”.

-Preparación:

  1. En ayunas.
  2. Te indican que te quites cualquier cosa metálica (pendientes, collares…) y también el sujetador, quedándote con el resto de tu ropa. Puede ser necesario que te bajes el pantalón para que éste no interfiera si la zona a investigar coincide con esta prenda.
  3. El contraste puede ser intravenoso o bebido (ya la noche antes o justo antes de la prueba).

-Duración: En total unos 15 minutos, aunque la prueba en sí bastante corta, unos 5 minutos.

-Sensación: ¿Notas algo cuando entra el contraste intravenoso? Sí. La impresión es de ser un líquido bastante denso y al cabo de unos 15 o 20  te da calor en la garganta y en “el chichi”. Lo avisan antes, por lo que debe ser algo muy común.

-¿Y tu apreciación con el contraste líquido? ¡como si fuera anís, pero asqueroso!

PEC-TAC. La máquina es como si juntaran dos donuts gigantes o si fueran dos aparatos de TAC juntos. Te tumbas en la camilla en camisón  y ahí te quedas tranquila durante  unos 40 minutos, puedes incluso dormirte.

-Preparación: Beber mucha agua antes y después.

-El contraste: Es lo que hace a esta prueba tan curiosa desde el principio. Para empezar se hace en un edificio de hormigón con paredes muy anchas, separado del hospital (al menos en la Arrixaca) y te meten en una habitación muy pequeña, también de hormigón. Entran unas personas vestidas «como el malo de ETE cuando invade la casa de Eliot», portando unas cajas de acero de donde sacan unos tubos, también de acero, de los que a su vez extraen lo que te van a inyectar, que es el contraste. Después de inyectado has de esperar una hora tumbado, tras la cual, te pasan a otra sala similar y ya te tumbas en la camilla donde está la máquina que te hace la prueba.

-Duración: en total, más de una hora. La prueba en sí, 40 minutos.

-¿Cómo te sientes? Extraterrestre total. Como anécdota que añadir, solo puedes salir de la habitación para ir al baño, y en éste puedes leer un cártel que anuncia: “para pacientes inyectados”.

-¿Es molesto? No. Es una prueba tranquila, no duele ni notas nada, ni siquiera calor, como sí ocurre con el contraste del  TAC.

– ¿Recomendaciones? No acercarte a embarazadas, niños pequeños, postes de la luz….y beber mucha agua para eliminar el contraste. ¡No puede ser más raro todo!

Hasta aquí el post de hoy con mucha información que, espero, os sirva si tenéis que hacer frente a alguna de estas pruebas. He intentado no extenderme mucho y, a la vez, no dejarme nada que considere importante de mi experiencia así como de la experiencia de mis fuentes fabulosas. Si habéis vivido algo distinto, como siempre os animo a que lo compartáis, ¡y así enriquecernos y ayudarnos entre todas!

Y como siempre me despido con muy buen ritmo y alegría, ¡¡¡como la que derrocha este temazo… «HAPPY»!!! ¡¡¡Dedicado a mis súper, súper , súper nenas!!!

¡¡¡UN FUERTE ABRAZO Y BUEN COMIENZO DE SEMANA!!!!

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