Fertilidad y Cáncer. Parte I

 

 

 

 

 

 

¡Buenísima mañana de sábado! Y no de cualquier sábado… ¡¡Hoy es mi cumple!! Y quería compartir un trocito de este día tan especial para mí con vosotros.

He tardado un poco esta vez, pero como os dije…¡siempre llego!

Reconozco que me ha costado escribir esta entrada por la complejidad del tema y las implicaciones que tiene,  pero considero tan importante saber cómo son las cosas en realidad, que no podía dejar de zambullirme en esta historia. 

Tras recibir el diagnóstico de cáncer (podéis verlo en esta entrada), el 30 de noviembre de 2015, y hasta mi primera  sesión de quimioterapia (15 días después), un tsunami de pruebas y de consultas me dejó sin conciencia ni voluntad para discernir bien lo que estaba pasando. Iba a la deriva por el hospital, recorriéndolo de cabo a rabo sin entender qué pintaba yo en ese sitio.  Tsunami de dos semanas en las que me hicieron, con cariño,  todo tipo de perrerías. Una de ellas fue la advertencia, por parte de la oncóloga, del devastador efecto que puede tener la quimioterapia sobre la fertilidad. En concreto, según me comentó, la probabilidad de quedarse estéril es de un 30 o un 40%.

Y es que la quimio, así, grosso modo, son una serie de fármacos variados que tienen como denominador común el arrasar con las células que  más rápidamente se reproducen en nuestro organismo. Ya sean malignas, como las cancerígenas, o benignas, como las capilares (de ahí la alopecia como efecto secundario) o como las células encargadas de la fertilidad. Vamos, que puede dejarte calva y estéril. ¡¡Una joyica!! Lo primero lo sabía; de lo segundo no tenía ni idea…Fue un  shock dentro del shock. ¡Un reshock en toda regla!

A continuación me explicó que tenemos la posibilidad (y el derecho, diría yo), de  preservar la fertilidad antes de comenzar la quimioterapia, para que podamos ser madres en el futuro “si la salud se encuentra en condiciones idóneas para ello”.

Para saber cuál es tu reserva ovárica te hacen la prueba de la hormona antimuleriana, que se obtiene de una simple analítica de sangre.

¿Esa posibilidad suena a alivio, verdad? Y lo es. Si quieres, y puedes, ejecutarlo… Pero tenéis que saber que no siempre es tan sencillo como “dar el ok” a la preservación. Puede ocurrir que haya prisa por comenzar la quimioterapia y que tu reserva ovárica sea escasa. Ese fue mi caso. Teniendo en cuenta el resultado de la hormona antimuleriana, la oncóloga me aconsejó que no merecía la pena retrasar la quimioterapia para someterme a preservación, aunque la última palabra era mía.

Debía decidir entre no preservar la fertilidad para no retrasar la quimio, en un momento en el que, además, ni siquiera sabía si las células cancerígenas se habían extendido a los ganglios axilares (próxima entrada) o bien preservarla, aún a riesgo de que lo poco que se extrajera, según me habían dicho, se perdiera por el camino, pero conservando esa esperanza de futuro. Sin duda, la tesitura más difícil de toda mi vida, contaminada, además, por una fuerza mayor que no me dejaba decidir libremente ni pensar con claridad: el miedo al cáncer.

Finalmente decidí, siguiendo las recomendaciones de mi oncóloga, empezar cuanto antes el tratamiento. 10 días después estaba recibiendo mi primera sesión de quimioterapia, sin preservación.

A día de hoy estoy curada, aunque está todo muy reciente y sigo con otros tratamientos oncológicos que hacen que, “por ahora”, no me plantee nada más. Simplemente confío y me dedico a ser feliz sin darle muchas vueltas a la cabeza. Pero, a decir verdad, me hubiera encantado saber todo lo que ahora sé, antes de tomar este tipo de decisiones que pueden cambiarte la vida.

Por mi experiencia y por lo que veo a mi alrededor, es un tema que me parece increíblemente relevante. Y no quería pasarlo por alto ni de puntillas, sino escribir sobre ello transmitiendo  información completa y veraz, de la manera más clara y fiel posible, para que tengáis a mano aquéllos datos que os puedan ayudar a decidir de verdad, libremente, o  simplemente a explorar más opciones si es que estáis perdidas o bloqueadas. Para ello me he entrevistado recientemente con la Dra. Fernández, ginecóloga del IVI, (Instituto Valenciano de Infertilidad) que muy amable y atentamente me ha recibido para explicarme todo lo que necesitaba saber sobre la preservación de la fertilidad en casos oncológicos. También he recabado información de ginecólogas de la Seguridad Social, así como las opiniones de algunas mujeres que ya han pasado por esto, tanto en la sanidad pública como en clínicas privadas. Y que, por supuesto, vengo a compartir con todas vosotras.

Existen dos técnicas de preservación de la fertilidad:

  1. Corteza ovárica: consiste en extraer parte de esta corteza para evitar que sea dañada por la quimioterapia, y conservarla con el objeto de reimplantarla posteriormente, cuando hayan finalizado los tratamientos.

Es una técnica novedosa que aún no se practica en todos los hospitales de España, varía según la Comunidad. Por ejemplo, sí se hace en la Fé de Valencia; en La Arrixaca, Murcia, todavía no. Aunque sí la realizan clínicas privadas, como el IVI.

Cuando se trata de niñas diagnosticadas de cáncer, es preferible escoger esta técnica a la vitrificación, pues sus óvulos aún no están lo suficientemente maduros como para congelarlos.

  1. Congelación o vitrificación de ovocitos: consiste en estimular la producción de óvulos a través de medicación hormonal (inyecciones diarias de fácil aplicación), durante 10 o 15 días. Pasado ese período, se procede a la punción para extraer la mayor cantidad de óvulos posible, lo cual se realiza con anestesia general. Te recuperas durante unas dos horas y, a continuación, puedes marcharte a casa.

La congelación de ovocitos está más extendida que la técnica anterior y sí se practica en todos los hospitales públicos, así como en clínicas privadas.

Dejo apuntadas estas técnicas y me despido hasta muy pronto. Me encantaría escribirlo entero de tirón, pero el contenido de esta temática es amplísimo para un solo post. Realmente merece la pena que estemos muy bien enteradas y  no quiero que se haga pesado. Faltan varios extremos a los que referirme: edad recomendada, diferencia entre público y privado, coste, sensaciones de la mujer… Lo tendréis todo claramente recogido en la parte II de “Fertilidad y cáncer”, que publicaré en brevísimos días… ¡¡LO PROMETO!! Es más, ¡preparaos que a partir de ahora cojo carrerilla!

¡Os dejo con una reflexión que sería genial que siguiéramos, si queremos ser muy felices!

 

 

¡¡Y con una canción buenrrollera que nos cargue las pilas para el fin de semana veraniego!!

https://www.youtube.com/watch?v=8gLUhCTvZco

¡¡¡Que lo disfrutéis a tope!!! Yo pienso exprimirlo hasta el último minuto del domingo «porque hoy….algo me dice….¡¡¡que voy a pasármelo bien!!!

¡¡FELIZ CUMPLE PARA MI Y FELIZ FINDE PARA TODOS!!

 

2 opiniones en “Fertilidad y Cáncer. Parte I”

  1. Teresa qué labor tan generosa la tuya, qué importante es que exista gente con ganas e ilusión por contar su experiencia. Te deseo lo mejor. Seguiré leyéndote. Un abrazo.

    1. Muchas gracias Silvia. Creo que merece la pena contar aquellas cosas que no se saben hasta que no te pasa algo así, ¡y que desde luego pueden ayudarnos mucho! Comentarios como el tuyo me animan a seguir escribiendo. ¡Gracias! Un abrazo para ti también.

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